Los recientes acontecimientos en torno a Facebook, Cambridge Analytica y las elecciones presidenciales en EE.UU. han sido el culmen de una situación que venía creciendo desde hace años y que ha terminado de explotar ahora.
Una de las trampas de la comodidad que nos ofrece internet es el intercambio de servicios gratuitos a cambio de nuestros datos.
En principio es algo inofensivo. Para acceder a un servicio, aparentemente solo tenemos que registrarnos. Damos nuestro nombre y email y listo. Pero la realidad que hay en la letra pequeña es bien diferente.
Estas empresas viven de nuestros datos. La usan para mostrarnos publicidad, ofrecernos otros servicios, usarnos como moneda de cambio para cobrar a otros, etc. y fundamentalmente para conocernos cada vez mejor y explotar comercialmente esta información (ya sea a nivel personal con nuestro email o a nivel agregado con nuestra cookie).
No estoy diciendo que sean el “demonio”. Es así es como funciona desde hace muchos años.
Esto es algo que muchos tenemos claro, ¿verdad? ¿entonces por qué siguen pasando estas cosas? ¿por qué sigue habiendo problemas con la privacidad y la gestión de nuestros datos?
La cultura digital del todo gratis tiene gran parte de la culpa
Uno de los problemas que arrastramos desde los inicios de internet es la cultura del todo gratis.
Al principio era necesario que los contenidos y servicios fuesen gratis para empezar a crear comunidad digital. El problema es que más de 20 años después las cosas sólo están empezando a cambiar.
Empezamos a ver normal pagar por algunos servicios (la música está consolidando una nueva etapa con modelos tipo iTunes Music o Spotify), pero por lo general tenemos alergia a pagar por aquello que llevamos años usando gratis.
¿Qué os parecería pagar por usar el buscador de Google o por vuestro webmail? Y ¿pagar por usar Facebook, Twitter o Linkedin?
La gran mayoría ni se lo plantearían. El problema es que el salto al modelo de pago es muy difícil. Probablemente supondría la quiebra de muchos de los servicios. Por eso y porque son mucho más rentables, en Internet se han instaurado modelos de ingresos indirectos y freemium.
Esto nos lleva al problema actual con los datos.
Hemos vendido nuestra “alma” digital
Esta es la realidad. Con unos u otros matices, pero es la verdad. El Internet gratuito de los inicios nos ha llevado a pasar por alto temas tan básicos como nuestra privacidad, y lo que es peor nos hemos convertido en unos peleles con tal de no pagar y que todo sea lo más cómodo posible.
Damos nuestros datos de contacto, damos acceso a nuestros datos a todo tipo de aplicaciones, compartimos nuestra ubicación, usamos nuestros datos de acceso para conectar aplicaciones, para publicar contenidos… la lista es enorme y si lo piensas, estamos poniendo en peligro información sensible (a esto me refería con “alma” digital).
El otro gran problema es que la mayor parte de los internautas no son conscientes de lo que están haciendo, no son conscientes de las consecuencias de pulsar “Ok” y “aceptar las condiciones de servicio” (que nadie lee y cada vez son más largas).
Nunca pasa nada, hasta que termina pasando (Facebook).
Sólo tu eres responsable de tu privacidad en Internet
O lo que es lo mismo: sólo tu eres responsable de tus datos.
La buena noticia es que todo esto tiene arreglo si somos capaces de poner algo de cabeza en nuestra actividad digital.
Ya en 2016 reflexionaba sobre la privacidad en las redes sociales y lo escrito me sirve perfectamente como base para hablarlo en el contexto de Internet.
La primera premisa es que somos nosotros quienes consciente o inconscientemente ponemos en riesgo nuestros datos. Lo que está claro es que si un dato no está publicado no hay forma que nadie lo conozca. Es así de sencillo.
Por eso siguiendo unas pautas básicas podremos tener el control:
Piensa antes de publicar: tanto con la información básica de tu perfil, como con las cosas que compartes.
Localización: limita o elimina los servicios que tienen acceso a tu localización. Esta es una de las informaciones más sensibles.
Aplicaciones: da permisos solo a aquellas que realmente necesites y al hacerlo revisa bien a qué información pueden acceder y que permisos tienen.
Trabaja en silos: es muy tentador usar Facebook/Google/etc. para registrarte en otros sitios, o conectar estas redes sociales a otras plataformas para poder publicar cosas. Pero si realmente quieres controlar tu privacidad, piensa bien antes de hacerlo y solo utilízalo en aquellos sitios que realmente te compensen. Para el resto, trabaja por separado: regístrate en cada sitio, copia y pega enlaces para publicar, etc.
Servicios seguros: regístrate en aquellos sitios que realmente necesites y revisa periódicamente si siguen siendo útiles para darte de baja. Y muy importante, configura la información que compartes, las opciones publicitarias, etc.
El blockchain nos dará el control definitivo sobre nuestros datos
El login único es una idea que lleva muchos años planteada, pero hasta el momento solo tiene posibilidades de ser realidad con el blockchain.
Esta tecnología tiene la ventaja de que nos da el control absoluto, desintermedia, etc. etc., pero recordemos que también a nivel de datos, tiene una desventaja importante, y es que el derecho al olvido desaparece (ya que lo publicado no puede modificarse).
Imagino que evolucionará y tanto estos, como los problemas actuales se irán solucionando.
La foto que acompaña al artículo es de Stanisic Vladimir en ShutterStock
Fuente: https://tristanelosegui.com